lunes, septiembre 03, 2007
¡¡¡Pa' que veai!!!

Lo Orozco es un camino de dos pistas, una por sentido, que tiene la peculiaridad de ser particularmente sinuoso y muy oscuro por las noches. No tiene barreras de seguridad, los servicios de emergencia están lejos, no toman señal los celulares (al menos, el mío) y tiene el triste récord de ser uno de los trayectos con mayores índices de accidentabilidad en Chile... Con niebla y pavimento húmedo, se podría decir que pasar por ahí es tentar a la suerte (con S y con M, esta última palabra sirve igual).

Bueh, es precisamente la instancia en que estoy escribiendo estas palabras.

La oscuridad, la niebla y las curvas le dan un aspecto muy europeo a esta ruta, que a pesar de su peligrosidad, es además una de las que mejor entorno ofrece a quienes la recorren (de día, claro está); esto, sumado a que Jim Morrison me esté cantando (gritando) Break On Through hacen que cada kilómetro pasado sea un placer.

Y así es como se termina un nuevo fin de semana en el que, para variar, no hice nada productivo... Conmigo limpio y rechinante arriba de un bus a Santiago, con cero ganas de viajar, escuchando un mix de Starlight que Felk hizo hace un tiempo y engrosando los registros históricos de este blog que tanto quiero, y que pronto estaré cambiando de casa.

(Reclino mi asiento mientras el bus se detiene en Casablanca)

Fueron dos días en que me mantuve casi en reposo: Tras no viajar el viernes, ya en sábado fui presa de la flojera garfieldiana que tanto me caracteriza... tenía tantas buenas intenciones, y todas quedaron desperdigadas por el suelo (donde mismo estaba el resto de mis cosas). No ordené, no lavé, no barrí, no limpié mi ventana, no recogí mi ropa, no sacudí mis escasos muebles, no terminé de pintar (cruzada que se ha vuelto tan titánica como la Teletón, pero menos motivante y lucrativa que la fallida Corporación del Niño Agredido), no me corté el pelo ni clasifiqué los múltiples cachivaches -propios y ajenos- que tengo desperdigados por el suelo de mi habitación.

Nop... no hice nada más que darle vueltas a sucesos y situaciones que marcaban hace un año la pauta informativa y, de paso, el fin de una era.

(Tomo la recta larga de Algarrobo y, tras mirar los carteles azules que indican las salidas me viene una totalmente-explicable-pero-mejor-no sensación de vacío y pena).

Y sí... pues el recuerdo de mi abuelo cala muy hondo entre quienes nos hicimos discípulos de su alegría y sabiduría para enfrentar la vida. Su increíble vitalidad, menguada de la peor forma imaginable, sigue sacándonos sonrisas a los Hugos Morales que le sobrevivimos: El Segundo y el Tercero de la dinastía lo añoramos todos los días al recordar sus innumerables e inagotables historias que incluyen el dicho que hoy es símbolo de los que cargamos su nombre; “Pa’ que veai!, impecables campañas en la Selección de fútbol de Talca, una bicicleta que recorrió durante muchos años el trayecto desde el trabajo hasta su casa (la de turno, viejo diablo), las mejores sandías que se puedan encontrar en la ciudad y su negocio; ese que tantas veces fue escenario perfecto para un reencuentro... el mismo lugar donde el dueño del persa terminal lo encontró.

Estaba aferrado a una imagen del Sagrado Corazón con tanta fuerza que, incluso, costó sacársela de entre las manos para poder levantarlo. ¿Tanto tiempo tuvo, viejito lindo, que hasta pudo escudriñar entre sus cachureos hasta encontrar la mirada del Señor y, acercándolo a su corazón, pedirle a Él la ayuda que nunca llegó hasta cerrar los ojos con un poco más de paz?. Lo recuerdo todo tan bien, que hasta ahora me da escalofríos ponerme a pensar en los sucesos de ese día. El SML, los trámites en el Civil, la explosiva pena, las ganas de venganza que al rato se convirtieron en añoranzas de justicia... esa que aun no llega... ¡TODO ESTÁ TAN MALDITAMENTE FRESCO EN LA MEMORIA, QUE DUELE DEMASIADO, TATA! 

Se le extraña, se le quiere y pronto aspiro a poder ir a verlo (el día menos pensado). Le advierto que no llevo flores, sino un ramillete de historias que, estoy seguro, podrán entretenerlo a Ud. y a sus vecinos, a quienes les dejé encargado que lo cuidaran hasta que pudiera volver... ¿Se acuerda?, ¿lo han hecho?.

(¿Ya llegué a Stgo? ¡Wow!, eso fue rápido)

En fin, dentro de un rato estaré en mi casa y volveré a comenzar: puerta, otra puerta, maletas, pieza, desorden, guatero, cama... y así, retomar la rutina que tanto me asquea. ¿Quién sabe?... esta semana puede que algo la rompa.

(A quién quiero engañar... nunca pasa nada...)

 
posted by GonzoMau at 9/03/2007 01:01:00 a. m. | Permalink |


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